Como herramienta para la construcción de una narrativa política e ideológica la propaganda es un fenómeno que está tan vigente hoy como a principios del S.XX.
La propaganda no es otra cosa que una estructura para diseminar información (sea a través de la palabra, la imagen o el sonido) que cohesione las aspiraciones de un ente político (sistema, partido, persona) y transforme la opinión pública sin cuestionamientos. A través de la propaganda se han mantenido vigentes dictaduras, guerras y genocidios, por mencionar los resultados más dramáticos.
Sin embargo, como la propaganda se coagula en el campo emocional y simbólico de las personas — sus miedos, fobias, estereotipos, patriotismo -para lograr que la narrativa propagandística llegue adecuadamente a su público, debe ser sistemática, constante e hilada con los elementos emocionales que desean sembrarse en la conciencia colectiva para dirigir la opinión pública.
El artífice más importante de la propaganda como la conocemos hoy día lo fue el genio alemán Joseph Goebbels, Ministro de Propaganda del Partido Nacional Socialista, NAZI, desde el 1933, cuando el partido llegó al poder, hasta su suicidio, al final de la Segunda Guerra Mundial.
Aunque es imposible realizar una radiografía completa de Goebbels en esta entrada, es importante destacar el reconocimiento que le merecían los medios de comunicación, en especial la radio, como herramienta principal para diseminar los mensajes del partido. Desarrolló un sistema de publicación de boletines, mensajes de radio, películas y hasta exposiciones de arte como vehículos para incrustar la ideología NAZI en la vida cotidiana de los alemanes que estaban en guerra. (Pueden acceder a una colección de los discursos de Goebbels aquí).
En el proceso de evaluar los elementos en común que tienen las campañas propagandísticas, la investigadora Jean Marie Domenach, pudo identificar en su libro Le propagande politique (Presses Universitaires de Francc, Paris, 1950) cinco principios que sirven como fundamentos para diseñar, ejecutar y diseminar un mensaje.
Cinco reglas de la propaganda.
- Regla de simplificación y del enemigo único. Mantener un mensaje simple, con una simbología única y singularizar al adversario como un único enemigo.
- Regla de exageración y desfiguración. Cargar la información con todos los elementos propagandísticos posibles, seleccionar citas descontextualizadas, y resaltar los ángulos noticiosos favorables a la ideología.
- Regla de orquestación. La repetición incesante de los temas principales a través de todos los medios posibles.
- Regla de la transfusión. Basar los mensajes sobre los prejuicios, miedos, fobias o estereotipos ya existentes en la sociedad.
- Regla de unanimidad y contagio. Utilización de todos los recursos necesarios para dar la impresión que el grupo está en total acuerdo con lo planteado y que invita a los demás a estar igual de entusiasmados.
Otros estudiosos han ampliado las reglas de propaganda para incluir:
Principio de lo común o vulgar. La propaganda debe ejecutarse de acuerdo al nivel intelectual del que recibe un mensaje. Debe ser entendida sin mayores dificultades por el público. El receptor debe hacer el menos esfuerzo mental para procesar y aceptar la información sin cuestionamientos.
Principio de renovación. Formular mensajes con tal velocidad que cuando el adversario político se interese en un tema ya el público esté entretenido con otro.
Principio de la verosimilitud. Formular argumentos a partir de fuentes variadas y fragmentadas.
Principio del silencio. Callar cuando no se tienen argumentos y disimular las noticias que favorecen al adversario con participación en medios afines a la ideología.
En el artículo “Why are Things So Difficult for Us? publicado por Goebbels en la revista Das Reich el 9 de abril de 1944, podemos identificar con claridad los elementos propagandísticos mencionados. Goebbles, ofreciendo respuestas a los alemanes que poco a poco van perdiendo la guerra, responde:
The answer to this question is all too clear: It is because we are of greater value than other peoples, not lesser. Our general fate and the geopolitical location of the Reich simply force us to work harder to develop our national life than our few friends and many enemies. The resulting natural superiority makes us hated and unloved. We must work harder than other peoples if we are even to survive. For this reason they try to keep us from achieving equality or resist us, since they know that if we had the same opportunities as they, we would soon have the advantage over them. They fear the unstoppable rhythm of our national growth, the intensity of our productive force, the genius of our inventive spirit, the high level of our national morale and national discipline, all of which are the result not only of our racial characteristics and our political education, but also of our cramped living conditions. No matter how far back in history we look, our people has always been surrounded by danger. But where the danger is not deadly, it increases strength. That is the case with the German people. It has grown through danger, reaching heights of national ability that no other people can even approach.
Toda esta estructura diseñada por Goebbels se mantiene igual de vigente hoy. Los medios continúan siendo los mismos: la palabra, la imagen y el sonido. Y mientras el ser humano construya su mundo con lo que ve, lee y escucha, seguirán siendo los mismos.
¿Puedes identificar alguna de estas reglas en la información que consumes?